Martes con mi viejo profesor, Mitch Albom. Editorial Maeva. 215 páginas. Biografía, inspiración.
Un testimonio extraordinario que nos ayuda a dar sentido a nuestra vida. Mitch Albom trabajaba como periodista cuando, un día, por casualidad, vio a su profesor Morrie Schwartz en un programa de televisión y descubrió que sufría ELA, una enfermedad degenerativa. Decidió entonces recuperar la relación con el profesor que tanto le había enseñado cuando era un joven universitario, y le propuso visitarlo todos los martes para plantearle las grandes preguntas que le preocupaban. Mitch acompañó a Morrie en lo que le quedaba de vida y halló consejo y aliento en las sabias palabras del profesor. Descubrimos cómo se van entrelazando los puntos de vista de los dos protagonistas sobre los temas eternos y universales que van compartiendo en sus encuentros de los martes.
Reflexión
Si sumamos la infinidad de buenas críticas hacia este libro al hecho de que soy maestra, es obvio que no pude posponer más su lectura. Y... ¡bingo! No me equivoqué. Equivocarse... qué palabra más fea, ¿verdad? A través de la lectura de este libro y los sabios consejos que el profesor Morrie da a su antiguo alumno, nos damos cuenta de que esa palabra es muy relativa y puede entenderse de muchas maneras.
Ciertamente los consejos de este profesor son aplicables a todo el mundo. Básicamente trata de que Mitch comience a darse cuenta de aquello que es esencial en nuestra vida, lo que nos mueve de verdad en nuestro día a día. De verdad, no debéis dejar de leerlo... A medida que avanza la historia vives en tu propia piel la estrecha relación que se va desarrollando entre profesor y alumno y es tremendamente emocionante. Al final terminé por soltar la lagrimilla, ¡qué se le va a asé!
¿Quién debería leer este libro?
Todo el mundo que tenga +16 y quiera entender un poco más acerca de por qué su vida es como es y qué es lo realmente importante. ¡Muy recomendable a maestros y profesores, por supuesto!
Fragmentos más especiales
Un combate de lucha libre. Sí: la vida podría describirse así. ¿Qué bando gana? Gana el amor. El amor gana siempre.
Dejarlo entrar. Creemos que no nos merecemos el amor, creemos que si lo dejamos entrar nos volveremos demasiado blandos. Pero un hombre sabio que se llamaba Levine lo expresó certeramente. Dijo: el amor es el único acto racional.
Ya lo ves. Has cerrado los ojos. En eso estribó la diferencia. A veces no eres capaz de creerte lo que ves, tienes que creer lo que sientes. Y si quieres que los demás lleguen a confiar en ti, también tú debes sentir que puedes confiar en ellos, aunque estés a oscuras. Aunque te estés cayendo.
To el mundo sabe que se va a morir, pero nadie se lo cree. Si nos lo creyéramos, haríamos las cosas de otra manera.
He aquí lo que quiero decir cuando hablo de construir tu propia subcultura. No quiero decir que pases por alto todas las reglas de tu comunidad. Yo no voy por ahí desnudo, por ejemplo. No me salto los semáforos en rojo. Puedo obedecer las cosas pequeñas. Pero las cosas grandes, cómo pensamos, lo que valoramos, ésas debes elegirlas tú mismo. No puedes dejar que nadie, ni que ninguna sociedad, las determine por ti.
Lo que más me gustó
Se humaniza la figura del profesor, hoy día tan machacada. Todavía existen profesores de corazón, aquellos que se preocupan mucho más que de transmitir contenidos. Morrie tiene además un fortaleza interior im-pre-sio-nan-te.
Lo que menos me gustó
¡Me quedé con ganas de más! Esto es malo relativamente, jejeje...
Una canción para este libro
Oasis - "Wonderwall".
Puntuación sobre 10
9
¿Qué te parece este libro? ¿Te he convencido? Hazme caso y... ¡léelo por lo que más quieras!
Instagram: @lahojadecortesia
Besos, abrazos y ¡grandes lecturas!
